Siempre me han fascinado los chopos y las choperas. No descubrí estas formaciones de árboles hasta los ocho años. Donde yo nací, El Prat de Llobregat, Barcelona, había algún chopo disperso, pero hasta que no llegué a un pequeño pueblo de la Sierra del Moncayo y descubrí el Rio Aranda, no penetré en sus frondosas inmensidades, sombras y frescura.
Gotor, Zaragoza
Las choperas de Gotor, Zaragoza, hacían del calor del verano, brisa de primavera y del cegador Sol, agradable penumbra. Entrar en las choperas, solo o acompañado con amigos, convertían un bosque en catedral, unas ramas en arcos góticos y contrafuertes, el canto de los pájaros amortiguado por las hojas y el río, en música callada.
Gotor, Convento de los Dominicos
La naturaleza se convertía en júbilo arquitectónico y contemplación espiritual a veces intima y a veces compartida. Diez años disfruté de los veranos de mi vida en Gotor. Recuerdos desde la infancia hasta la adolescencia. Recuerdos de personas y lugares que no olvidaré jamás. Este cuadro es para la gente de Gotor... y especialmente para mi amigo y cuidador Jesús Gaspar Marín. Su título. "Árboles de mis recuerdos".
Árboles de mis recuerdos, 200 cm x 180 cm
12 piezas de 100 cm x 30 cm
Realizado con Flebografías
Presentación del Libro "No Tengo edad" y entrega al pueblo de Gotor
de la obra plástica "Árboles de mis recuerdos".
Escudo de Gotor
Viejos Chopos
Momia del Convento de Gotor
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